Cada mañana me levanto susurrando al viento cuanto te amo, atrapo todos esos sentimientos en mi mano y espero poderte acariciar para mostrártelos. Tal vez todo lo que sentimos sea la mayor locura del mundo, tal vez solo un capricho del destino o una dulce casualidad, pero sabes que te amo con toda mi alma y que en muy poco tiempo he dejado de ser todo lo que soy para ser solo por y para ti. Si la memoria falla y el olvido decide darse un paseo por mi cabeza, solo espero que tus dulces labios me hagan recordar la sensación de no saber respirar, de no sostenerse al caminar sin tus brazos en mi cintura, de no poder ver más allá de tus ojos o escuchar otra cosa que tus latidos. Te quiero, por siempre.
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