martes, 30 de septiembre de 2008

Afortunadamente, no era un sueño

Los rayos de sol acariciban mi piel, descarados, sin haber pedido permiso alguno para llenarme de aquella agradable sensación de c.alor. En mi mejilla, como un suave y caliente tejido, notaba el movimiento de su tranquila respiración. Abri entonces los ojos, para descubrir que no era un sueño, que la estancia seguía allí, ,iluminada por una tenue y vergonzosa luz. Ese suave resplandor me dejaba distinguir el contorno de su cuerpo, tumbado de costado junto a mí, de espaldas.
acaricié lentamente su espalda, hasta llegar a su cintura, para estirar el brazo y rodearle, apoyando mi mano a la altura de su ombligo. Me pegué a él y besé su hombro, no sin antes dejar que un suspiro brotase de mis labios. Despacio, me moví sobre la superficie suave de sábanas blancas, hasta que mis labios hubieran podido besar su cuello.

- Buenos dias, cielo


fué entonces cuando él se movio, lentamente se desperezaba. Se dio la vuelta, sonriendo, hasta que sus labios casi me besaban. Afortunadamente sentía su cálido aliento en mi piel, me estremecí para abrazarle con fuerza. No era un sueño, yo le quería...el me amaba.

1 comentario:

Álex Serrano dijo...

Claro que no es un sueño, porque los sueños se acaban cuando te despiertas...

Eres fantástica, geme *_*