Mi padre lo repetía cientos de veces, estaba loca. Pasear por el cementerio a esas horas de la noche era cuanto menos de gente poco cuerda, al menos a su parecer.
"¡Tienes la cabeza llena de cuervos!" - Repetía cada vez que volvía a la tantas de la madrugada a casa. Pero a mi me daba igual.
Era la noche perfecta. Hacía media hora que había salido de mi casa, pero vivía lejos del lugar pero era lo de menos, tenía toda la noche por delante. Toda la noche para contemplar los magníficos y eternos versos grabados en frío marmol como único recuerdo de aquellos que allí se encontraban.
Tal vez era la luna, su reflejo perfecto en la pulida piedra de los monumentos funerarios que se encontraban en medio del cementerio. Tal vez eran los enormes y oscuros cipreses que bordeaban el lugar. Tal vez el pulcro e inquietante silencio que lo hacía único...Pero en aque lugar lleno de soledad y pena yo me sentía viva.
Podía sentarme a reflexionar, a escuchar los latidos de mi corazón, a escribir, a perder el miedo a algo que llegaría tarde o temprano para mi. Saqué mi reproductor de música y elegí aquella canción, la de los violines. Mientras, miraba como los pétalos de una rosa que había sido roja se iban oscureciendo poco a poco con el paso de los días, ahora eran casi negros...
No lo recuerdo, pero tal vez fue en aquel instante cuando me percaté de aquella escultura asomando vergonzosa entre las sombras...
La luna, los violines, el silencio, los cipreses, los petalos marchitos...todo era muerte mas yo seguía viva
Te lo dedico Alex, pero me he inspirado en algo que me ha dicho Eris para escribirlo, asi que algo también va para ella
Personalidad
Hace 15 años
1 comentario:
Triste, deprimente, oscuro... y aún así, precioso.
Eres una gran creadora de imágenes, geme *¬*
Te quiero
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